Qué cliché suena el título, ¿no? Parece sacado de un comercial de los años 70 de Colgate, me imagino a un papá olvidándose de sus problemas y eligiendo sonreír no matter what. 😂 Ya sé, me fui.
Volviendo al tema principal de la entrada del día de hoy, estaba hablando con una muy buen amiga sobre la vida y la verdad es que muchas veces el ser feliz es una elección propia. Está en nuestras manos si tomamos esa carta o no.
No sé si a ustedes les pasa pero a veces pensamos en la felicidad como el ticket dorado de la película de Charlie y la fábrica de chocolates que de pronto BOOM, vamos a ser premiados.
Olvidamos que la felicidad está presente todos los días en pequeñas cosas, nosotros podemos decidir apreciarla en esos pequeños detalles o ignorarla.
Entiendo que hay días que simplemente no estamos felices y que no vamos a ver más colores que el gris. Pienso que uno debe drenar sus sentimientos, sacarlos, vivirlos y afrontarlos, pero no podemos quedarnos ahí para siempre.
Hay situaciones que no nos gustan pero que por fuerza mayor no podemos cambiar, por lo menos inmediatamente, pero eso no significa que vamos a vivir amargados y evadiendo todo lo bueno que hay a nuestro alrededor.
A veces toca mirar al espejo y decir: «basta, es momento de ver el vaso medio lleno y no medio vacío. Voy a elegir ser feliz a pesar de las circunstancias.»
Ser infelices por algo que no podemos controlar es como anticiparse a un batalla que aún no sabes si va a suceder, es desgastante, consume energía y te altera tanto física como mentalmente. No es fácil dejar ir esas cosas que salen de nuestro control, yo sé.
He tratado de ver el lado bueno y seguir disfrutando las cosas lindas que tiene la vida. Algo que me ayuda en momentos de incertidumbre es repetir (creo que ya lo he dicho por acá): «las cosas pasan por algo.»
Cuando la vida pareciera ser una paleta de colores grises, elige ver a color, elige ser feliz (soy yo o sea frase también parece sacada de comercial, pero esta vez de óptica 🤓).
V.
79/100
Despiértate Verónica 