Incomodarme para no incomodar a los demás

Según mi perspectiva pudiera decir que hay 3 tipos de personas:

  1. Los que buscan el conflicto.
  2. Los que afrontan el conflicto de ser necesario.
  3. Los que lo evitan a toda costa.

Yo diría que pertenezco al grupo #03. Lo evito siempre que pueda, ¿por qué?

La verdad es que llegar a conocerse a uno mismo es difícil, pero al autoevaluarme debo reconocer que nunca, ni cuando era pequeña, me ha gustado estar envuelta en ningún tipo de enfrentamiento, roce o problema por muy pequeño que parezca. Pero realmente no sabía o no había entendido por qué.

Descarté el tener poco interés en los demás. Muchas veces cuando no nos importa la opinión o la posición de otras personas no nos afrontamos a ellas, porque nos da muy igual su punto de vista.

Otra razón pudiera ser por fastidio: discutir requiere de energía, mucha. Dejar las cosas así, significa ahorrar fuerzas y no «perder» tiempo y esfuerzo. Eso tampoco era.

Hasta que llegué a la tercera razón (la ganadora): no me gusta incomodar a las personas. Evito iniciar cualquier tipo de discusión que pueda generar conflicto o roce que incomode a los demás, sin importar que esto termine incomodándome.

Creo que me importa mucho que las personas estén bien, pero que estén bien conmigo. Es decir, que no sientan que yo les falté o que no las comprendí. Por lo que tiendo a excusarme demasiado, a dar explicaciones innecesarias y a ponerme sobre manera en los zapatos de los demás.

Hacer estás cosas no está mal (no me malinterpreten). Siempre debemos pensar en el otro, pero sin dejarnos a nosotros mismos de lado.

Hace poco empecé a sentirme incómoda conmigo misma por no exigir el valor de mi trabajo y esfuerzo, por el simple hecho de no querer molestar a los demás, ya que no estaban en el mejor momento. Pero yo tampoco lo estaba.

Un día pensando en esto y luego de hablar con mi hermana, me di cuenta que me sentía mal pero conmigo misma, era como si yo no me valorara y si ni yo misma me daba mi valor, ¿quién lo iba hacer? Primera vez en mi vida que me sentí así. No es una buena sensación.

Me gustaría decirles que tomé cartas en el asunto, pero aún no lo he hecho del todo. Digamos que en cierta medida ya he dado entre ver mi punto de vista, pero aún me falta hacerlo de manera más clara y firme.

Parece fácil, pero me cuesta mucho eso de no incomodar a los demás. Lo importante es que ya identifiqué cuál es mi fallo y estoy trabajando en ello.

Eso no significa que voy hacer valer mi posición sin importar los demás, sus problemas o sus sentimientos, llevármelos por encima como un tractor. No.

Debe haber un balance que sea justo.

Exigir nuestro valor siempre debe ser una prioridad y no esperar a sentirnos incómodos con nosotros mismos por permitir y aceptar migajas de otros.

Esto viene muy ligado con el amor propio. Siempre pensé que me amaba, lo que se supone que debemos amarnos, pero al parecer no lo suficiente como para poner mi valor por encima de los demás.

Como les dije anteriormente y hace poco a una buena amiga con la que hablé largo rato, lo importante está en darnos cuenta de las cosas, así colocarnos tareas internas y trabajar en eso que no funciona y nos causa incomodidad.

Mis tareas internas:

  • Exigir mi valor, aunque pueda incomodar a otras personas.
  • Conocerme más.
  • Amarme más.

Ahora cuéntenme, ¿cuáles son sus tareas internas?

V.

69/100

Publicado por V

Comunicadora Social Morning Person Music Lover Friend Army Food Lover

Deja un comentario